"La mayor gloria de una mujer es que no hablen de ella", dijo Pericles.
Maneras trágicas de matar a una mujer. Nicole Loraux

viernes, 25 de mayo de 2012

Brecht sobre los clásicos


Es como si, por negligencia, hubiéramos dejado que el polvo se acumulase sobre los grandes cuadros del pasado y que luego, copistas mas o menos celosos, reprodujesen las manchas de polvo junto a la pintura.
Lo primero que desaparece en esta operación es la frescura original de las obras, cuanto ellas tuvieron de sorprendentes, de nuevo y de fecundo para su época, cosa que es una de sus características esenciales.
{...} El brío que anima la obra cede su sitio al temperamento escénico, y el proceso de cultura ofrecido al público es, contrariamente al espíritu combativo de los clásicos, un proceso sin convicción, sin vigor y de corto alcance. Poco a poco va surgiendo una idea de aburrimiento totalmente extraña a los clásicos.
Cuando trabajamos en la puesta en escena de una obra clásica, es necesario que tengamos todo esto presente. Debemos considerar la obra con una nueva mirada, sin conformarnos con la versión degradada y consagrada propuesta por el teatro de una burguesía crepuscular. No son las innovaciones formales, puramente exteriores y extrañas a la obra, lo que debemos buscar. Es necesario iluminar el contenido ideológico original, descubrir su importancia nacional y, por tanto, internacional; hace falta, pues, estudiar la situación histórica de la época en la que la obra fue escrita, la particular naturaleza del autor y la perspectiva por él adoptada.
BRECHT, B. (1987): “Intimidación por los clásicos” en Primer Acto 91, p. 63.